La pintura es una forma de conversación, y al igual que una conversación puede resultar excitante, aburrida, fea, bonita, iluminadora; puede tener giros inesperados, descubrimientos repentinos, frases ocultas y períodos de silencio. Todo esto es lo que hace infinitamente fascinante la pintura. Supongo que, si la pintura es un forma de lenguaje, intento de crear un lenguaje, ajeno a todo menos a mí mismo, y luego decir algunas cosas en ese idioma, de tal manera que quede comprensible a todo el que escuche, aunque el idioma sigua siendo extraño para el.